Educación sexual en Lengua de Señas: de la receta a sus ingredientes

A finales del año pasado recibí un pedido de gente amiga, para colaborar con una escuela del interior de Uruguay, dando “una charla sobre educación sexual” al grupo de adolescentes sordos que allí estudian. En general, no me gusta “dar charlas”, entre otras cosas porque ya existe una amplia evidencia demostrando que acciones aisladas de este tipo no generan cambios ni resuelven las preguntas y necesidades de la gente (UNFPA, 2009, UNESCO, 2006).

Peor aún, encuentro que estas charlas tienden a disimular y confundir situaciones, tienden a simplificar cosas que son complejas y solo dejarnos un poco más tranquilos a quienes las ofrecemos.

Propuse a la escuela que en lugar de ésto, se organizara una jornada completa en la que pudiéramos conversar WhatsApp Image 2018-07-13 at 12.04.01con las familias de los niños y trabajar en taller con los adolescentes de la escuela y con un grupo de jóvenes ex alumnos sordos/as, involucrando a la Asociación de Sordos de ese departamento. También planteé, como forma de abrir la mira, recoger otras perspectiva y pensar estrategias de apoyo a futuro, reunirme con maestras, personal de salud e intérpretes de lengua de señas de la zona.

El pedido que me llegó venía enmarcado en una preocupación bastante intensa, que no escuché por primera vez. Tanto las maestras como las intérpretes de lengua de señas vinculadas a la comunidad, habí an percibido un creciente malestar en los jóvenes, una gran ansiedad que  relacionaban con el “terremoto” de la pubertad. No era difícil visualizar en ese malestar el efecto de aislamiento y confusión que resulta de las barreras que encuentran los adolescentes sordos en el acceso a las herramientas básicas para atravesar la pubertad y pasar a la etapa adulta:

  • dificultades para entender y entenderse a sí mismos en relación al auge del deseo, las vacilaciones de su identidad y el aumento de la curiosidad erógena,
  • falta de información en LSU sobre los cambios físicos y anímicos que son comunes y esperables,
  • dificultades en el relacionamiento con sus familias, (“con quién voy a hablar si mi madre no sabe lengua de señas” dijo una de las participantes)
  • imposibilidad de acceder a servicios de salud adolescente que estén sensibles y preparados para responder a sus necesidades.

Esta cadena de dificultades y barreras son generadoras de sufrimientos innecesarios a los jóvenes sordos y sus familias. Como puede verse, se trata de un malestar en el que se entrecruzan cuestios personales, familiares, educativas, sociales. No hay manera de simplificar las respuestas.

 

Con quien voy a hablar de ésto?

Para llevar adelante el taller con el grupo de adolescentes en lengua de señas, invité a acompañarme al equipo de META que desarrolló el proyecto Decimeloami! , Germán, Cecilia y Claudia.

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Apenas llegamos, pude asistir como otras tantas veces al regocijo enorme que trasmiten los adolescentes sordos cuando pueden expresarse en su propia lengua acerca de su intimidad y encuentran un equipo de pares preparados para escucharlos de manera abierta y responder con información objetiva, sin formulas pre establecidas ni clichés paternalistas o moralistas.

Los talleristas hicieron un trabajo a la vez audaz y cuidadoso, empezando por clarificar algunos términos en LSU, explorando significados y experiencias relacionadas a la pubertad y poniendo sobre la mesa algunos temas emergentes e información adecuada.

Se abordaron algunos de los asuntos que estaban identificados como emergentes por las maestras, utilizando los materiales en LSU que iiDi viene desarrollando y compartiendo desde hace algunos años con las comunidades sordas. Los y las jóvenes intercambiaron opiniones y creencias a partir de disparadores que se discutían como “verdaderos” o “falsos”. Entre éstos, algunos relacionados con la privacidad (“en las redes sociales cuento todo lo que hago”), con tabúes y falsas creencias sobre la masturbación (“masturbarse está mal” o “las mujeres no se masturban”), estereotipos de género (“los varones siempre tienen ganas de tener sexo”) y la presencia creciente de la pornografía como formateadora de fantasías y obsesiones sexuales (“la pornografía es igual a las relaciones sexuales”, “los videos porno muestran situaciones reales”).

Sugestivamente, a medida que la conversación se acercaba a los temas más sensibles, los facilitadores observaron que comenzaban a emerger y hasta predominar señas autóctonas, inventadas por los jóvenes para referirse a aquello sobre lo que nadie les había hablado nunca. Un código de supervivencia artesanal, para sobreponerse al tabú de los adultos y a las barreras de comunicación con su propia familia. Una de ellas lo expresó claramente “con quién voy a hablar de esto si mi madre no habla LSU)”.

El trabajo con familias, me mostró una vez más las enormes dificultades que tienen los padres y las madres de adolescentes con discapacidad, para aceptar la sexualidad de sus hijas e hijos (reflejado en el bajísimo número de asistentes al taller) y dar lugar a los procesos de autonomía que son indispensables para crecer y construir su proyecto de vida. Las preguntas y anécdotas estaban marcadas por el temor, la incertidumbre y la sensación de estar solos, paralizados y desconectados de los cambios en sus hijos.

Compartimos los materiales de Decimeloami! y los videos que desarrollamos recientemente junto con Iniciativas Sanitarias acerca de la pubertad, los cambios físicos y el deseo sexual. Estos materiales tienen un valor especial ya que al utilizar simultáneamente audio, subtítulos y LSU, permiten a padres e hijos discutir algunos temas sobre una base de información que es accesible para todos.

Al final de la tarde, abrimos un espacio para encontrarnos maestras, estudiantes de LSU y personas vinculadas a los servicios de salud. Las intérpretes, practicantes y maestras compartieron la experiencia muchas veces angustiosa que implica sostener la posición de neutralidad que requiere su ética profesional, cuando están frente a relatos muchas veces confusos, pero también teñidos por situaciones de violencia y manipulación psicológica con la que conviven tantos adolescentes y jóvenes sordos.

Postales en lengua de señas uruguaya: Sexualidad

Hablamos de la necesidad de profundizar su formación y de prepararse y equiparse mejor para responder a estas situaciones. Esto se logra a través de espacios de supervisión y ateneos profesionales para cuidar a los cuidadores y fortalecer los estándares de su práctica profesional. No se trata solamente de contar con protocolos y hojas de ruta para derivar los casos que requieren seguimiento, sino de acompañamiento y sostén para pensar y responder con fortaleza.

Nos fuimos diciendo que es imprescindible continuar trabajando con familias y con los adolescentes. Acompañarlos, acoger sus dudas y preguntas a lo largo de transiciones que son siempre complejas y más aún cuando no están las herramientas básicas para apoyarse y sostenerse mientras se encuentra respuesta.

Es necesario tejer y validar modelos de intervención que aprovechen las capacidades locales y generen estrategias más allá de las “charlas”. Escapar al “como si”  y a las “recetas”, poner sobre la mesa los ingredientes y ayudar a que cada uno/a encuentre su propio modo de cuidarse.